Con frecuencia vemos a la competencia como un dolor de cabeza. Sentimos que el mundo sería mejor sin ellos cuando de hecho es gracias a ellos que contamos con productos y servicios cada vez mejores. Aceptemos su existencia y démosle la vuelta a ese pensamiento: podemos aprender más de nosotros mismos, lo que ofrecemos que nos hace fuerte y las partes en las que debemos mejorar.
En el caso de experiencia de compra, solemos concentrarnos en la guerra de precios, en la selección de productos y en menores grados atacamos uno poco en decoración y otro poco en servicio a cliente (a veces muy poco). Algunos reconocen que parte de la experiencia es la identidad de marca e invierten en creación de logo, colores institucionales, incluso diseño de paquetes y bolsas para poner los productos vendidos.

Además de convertir la visita a tu establecimiento en algo único, los tipos de aromas que conjugan tu identidad aromática evocan en tus clientes emociones que van desde la alegría hasta la relajación total, haciendo que con ello quieran permanecer más tiempo y regresar a repetir la experiencia. Logrando que por este medio les llevemos a un estado de ánimo óptimo, estarán más dispuestos a realizar compras.
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