Llegas a tu dulce hogar después de un largo día de trabajo, te avientas un ratito al sillón y en cuanto cierras tus ojos para relajarte, pareciera que una onda visible - de caricatura - te ataca con un horrible olor.
Comienzas a buscar de dónde proviene: la basura que no sacaste ayer, olores de comida, la humedad del vecino que se está traspasando, tu perro…. Y te das cuenta que probablemente es la mezcla de todo esto.
Qué efecto tiene en ti los malos olores
Además de que nadie quiere que su casa huela feo, el oler aromas desagradables puede provocar en que automáticamente te pongas de malas, estresado e irritable haciendo que después te desquites con el primero que se ponga en frente.
Se ha comprobado que los olores tienen la capacidad de cambiar tu estado anímico y con esto el físico también, ya que estos se van directamente al cerebro activando diferentes recuerdos, sensaciones y efectos.
Busca que el ambiente de tu casa genere el estado de tranquilidad que quieres:
- Abre las ventanas y puertas: deja que el viento entre por todas partes, ayudará a eliminar olores haciendo un entorno más fresco.
- Busca al enemigo: checa si puedes encontrar la posible fuente del olor más fuerte y trata de matarla.
- En pro de mascotas limpias: no olvides bañarlas y tener los espacios que usan muy limpios.
- Di no a los sprays aromatizantes: uff! no hay nada peor que la combinación de estos intensos aromas con el olor que ya hay en el lugar.
- Crea tu propia atmósfera: para conseguir un aroma sutil, prueba con difusores que avientan “vapor” soltando la fragancia poco a poco durante varias horas. Aromatizar con olores frescos y relajantes hará que siempre te sientas bien.
Dicen por ahí que tu casa es tu templo, es tu lugar de descanso y donde renuevas energías para las situaciones que enfrentas.
Respira, disfruta del aire que circula alrededor, pon tu mente en blanco y vive un presente lleno de armonía.
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