
Independiente al propósito de cada fragancia, podemos
conocer más de ella con los aromas que forman su cuerpo. Cada uno de ellos
cumple una función y se perciben en distintos momentos:
Notas de salida.
Es el momento que nuestro olfato tiene el primer contacto con el aroma, al
abrir el frasco de un nuevo perfume o al recién dispersar una fragancia con un
atomizador. Es la primera impresión dada, antes de que se seque por completo.
●
Son percibidas en los primeros minutos de exposición.
●
Su naturaleza es sutil, ya que son la parte más volátil
de la composición olfativa.
● Típicamente se encuentran las notas verdes, cítricas,
florales o frutales dentro de esta categoría.
Notas
de corazón. Son las fragancias presentes durante las primeras tres a
cuatro horas de su aplicación.
● Como su nombre lo dice, es el corazón mismo del aroma y
llevan en hombros la responsabilidad de que agrade la combinación como un todo.
● Las esencias que las conforman son de volatilidad
media, ya que permanecen por más tiempo antes de evaporar. Ejemplos de este
tipo de aromas pueden ser florales y especias.
● Es la parte más memorable de la composición aromática,
lo que hará que el consumidor desee conseguirla de nuevo.

● Son la parte más noble de un aroma, que persiste en el
ambiente por un tiempo prolongado.
● Su composición es a base de ingredientes con baja
volatilidad, haciendo que permanezcan más tiempo en el ambiente, como las
maderas, incienso y el ámbar. También denominadas como notas secas.
● Es la parte del aroma que
trae un valor adicional a la combinación, reforzando el tema principal y
dejando una impresión duradera en nuestra percepción.
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