Tú eres el único que decide si
tu cuerpo y tu mente estarán tranquilos; eres dueño de tu cuerpo y de tus
decisiones, así que no culpes a nadie más si no logras estar tranquilo, tienes
el control de saber qué es bueno y qué es malo para ti.
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Para conseguir esa
tranquilidad que siempre has querido es momento de no aferrarte a lo negativo y
no tomarte todo personal, dicen que los comentarios los tomes dependiendo de
quién viene.
Pregúntate si vale la pena preocuparse
por ciertas situaciones, todo tiene arreglo; si no tuviéramos problemas y todo
fuera perfecto, esta vida sería tan monótona y vacía.
Un estudio dice que para
analizar tu ira y controlarla toma entre 15 y 30 minutos, si no lo logras
controlar, este comenzara a cobrarse las cuentas a su modo; ya sea con estrés o
peor aún enfermedades.
Tu cuerpo te ha de estar
gritando ¡DEDÍCAME TIEMPO! Ya que es de lo más común no hacerlo, vivimos tan a
prisa, que ya no nos detenemos a admirar y disfrutar de las bellezas que la
vida nos regala.
Trata
de hacer esto y sentirás cómo poco a poco te relajas:
·
Deja a
un lado la tecnología:
debemos de estar pegados a ella 24 horas del día; el constante impacto
de las luces de las pantallas, la información que nos bombardea, el estar
enterándonos de qué hace el vecino y qué no, en serio te acumula estrés.
· Tómate
unos minutos para disfrutar buenos aromas: existen aromas que te
ponen de buenas, otros te tranquilizan y te llenan de paz, algunos son
renovadores de energía. Pon en tu casa esos que a ti más te gustan y dedícate a
volver a tu centro interno de relajación.
· Consiéntete
en casa: haz buenas comidas, pon música de tu agrado, invita a gente
que sea buena para ti y siempre tenga algo bueno que aportarte. Es momento de
relajarte y pensar en ti.
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