Las
acciones humanas están profundamente arraigadas en nuestros instintos básicos,
las respuestas a los estímulos del entorno toman la forma básica de
movimientos, o estados de ánimo. Las emociones tienen fuertes riendas sobre
cómo tomamos nuestras decisiones, por lo que personas con fines políticos, que
buscan popularidad en el ámbito de entretenimiento, o empresas que desean
comercializar productos o servicios han buscado a lo largo de los años
aprovechar este potencial de alguna forma. En décadas recientes, los esfuerzos
van a la par de la ciencia, para encontrar más pistas sobre los motivadores primarios
del ser humano.
La
mercadotecnia emocional envía mensajes al público para estimular su ego. De
acuerdo a mapas, perfiles y estrategias dirigidas a nichos específicos, dicha
información enviada busca que el usuario objetivo sienta que a través de
asociación con la marca se vuelve más sofisticado, elegante, inteligente, todas
las características que desea fomentar para sentirse miembro apto e
indispensable dentro de su grupo social.
Cuando
el sentido emocional se logra transmitir, la marca pasa de ser un simple
producto a convertirse en un amigo. Esta identidad conferida logrará que la
persona tenga lazos más permanentes con la misma, al grado que las
conversaciones pueden tener frases como “Yo soy Pepsi”, “Soy del clan Star
Wars” o cualquier otra afiliación, mientras que presenta la información dentro
del diálogo con orgullo; en casos se hace la mención hasta con un toque de
superioridad, al sentirse miembro de un grupo especial. Hay casos que la
lealtad llega hasta el punto de que las personas evitan sitios en donde no
tienen su marca o sabor preferido.
Una
de las maneras más diseminadas para categorizar las áreas del cerebro para su análisis
es el modelo propuesto por el experto Paul MacLean llamado “cerebro triuno”, cuya
teoría estriba en que nuestro cerebro es en realidad la suma de tres
‘cerebros’:
Cerebro
reptiliano. Se considera el más antiguo. Controla nuestras actividades básicas como
el pulso cardíaco, nuestro ritmo de respiración, temperatura corporal y nuestro
equilibrio. Su principal estructura es el tronco encefálico y el cerebelo; su
manera de funcionar es confiable pero lleva una tendencia impulsiva.
Cerebro
límbico. Encontrado al emerger la variedad mamífera, cuya función
característica es la de memorizar experiencias gratas o no gratas,
responsabilizándose por las emociones humanas, para efecto de poder actuar de
forma instintiva y mejorar el prospecto de supervivencia.
La
neocorteza o neocórtex. Presente en primates y culminando en el cerebro de la
raza humana. Cuenta con dos grandes hemisferios cerebrales, que realizan los movimientos
conscientes, el pensamiento abstracto, conciencia, pensamiento y la
imaginación. Su naturaleza es flexible y tiene una capacidad virtualmente ilimitada
de aprendizaje. Se le puede atribuir que es el fundamento para la creación de
culturas y civilizaciones.
Las
tres partes funcionan de manera interdependiente. Para efectos de la
mercadotecnia emocional, se busca estimular a las secciones que trabajan más
por impulso, como ocurre con el cerebro reptiliano y el límbico. ¿Cómo se logra
estimularlos? Enviando la información en distintas capas y usando los medios
sensoriales que no necesariamente pasan por procesos cognitivos para
influenciarlos y llevar a la persona a la decisión de compra impulsiva, como
vibraciones, sonidos de la naturaleza, expresiones emocionales en tono de voz
(gritos, risa, entonación en diálogo, connotación de edad y género), aromas
relativos a memorias que evocan familiaridad, positiva o negativa—registrados
durante la infancia y en momentos críticos de nuestra vida, que disparan
emociones y reacciones—como ejemplos.
Los
aromas y olores tienen un paso directo al sistema límbico, a diferencia del
resto de los sentidos que pasan por la columna hacia el cerebro; un simple
aroma puede evocar un estado de ánimo, ya sea tranquilidad, frenesí o alegría,
al poder comparar la esencia y catalogarla según las vivencias registradas.
La
genialidad detrás de la mercadotecnia emocional es que se vuelve adictiva, ya
que contiene las emociones que deseamos sentir, por lo que los anuncios se
vuelven cómodos y nos generan sensaciones de familiaridad. Es un esfuerzo que
en pequeñas dosis alimenta la esperanza de parecernos más al arquetipo de la
persona ideal que que todos llevamos en nuestro interior.
Una de las estrategias más importantes que no debe faltar en tu negocio si ya decidiste utilizar la Mercadotecnia Emocional son los aromas. Ingresa a Fridman's para Comprar un Difusor de Aromas.
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