Los aromas que percibimos en el ambiente son el resultado de millones de partículas dispersas en el aire. Algunos elementos de la naturaleza nos parecen tan agradables que los replicamos en todas las fragancias que utilizamos como cítricos, maderas, flores, entre otras.
También existen olores que nos parecen desagradables y la misión se vuelve encontrar el producto adecuado para neutralizarlos. Estos olores desagradables pueden ser consecuencia de la presencia de microorganismos como el moho.
Podemos decir que la nariz del ser humano es un receptor químico, todas las partículas en el ambiente entran en la nariz y son procesadas por el sistema olfativo, dando como resultado una sensación que es el olor que percibimos. Varios factores psicológicos son capaces de alterar estos aromas.
Un adulto puede distinguir entre 4000 y 10000 aromas diferentes y de hecho, al nacer, el olfato es el sentido más desarrollado ya que nos permite encontrar a nuestra madre en un cuarto lleno de gente.
Aunque nuestro sistema olfativo es muy sensible no somos la especie líder en este ramo, un sabueso tiene el sentido del olfato hasta 100 millones de veces más que el del ser humano.
Como el olfato es un sentido químico sensorial, hablaremos en términos químicos acerca de los olores que percibimos. Por ejemplo, los estéres, aldehídos y cetonas tienen aromas frutales y están en una buena parte de los aceites esenciales que consumimos.
El benzaldehído huele a almendras, el cinamaldehído huele a canela y todos estos son compuestos con oxígeno.
También tenemos los compuestos con nitrógeno entre los que destaca el amoníaco que es producido en el suelo por bacterias y es utilizado como abono, en productos de limpieza, en la producción de papel, entre otros. Este aroma resulta sumamente desagradable al ser humano.
Otro aroma muy común es el de el azufre, el ser humano puede detectarlo a muy bajas concentraciones por su característico olor a huevo podrido que podemos encontrar en el gas, en estanques, en pozos de aguas termales, en aguas pantanosas y alcantarillados, entre otros. Es un olor muy desagradable.
Incluso se cree que las feromonas tienen una estrecha relación con el sentido del olfato ya que pueden viajar por el ambiente prácticamente sin obstáculos, algunas especies de mariposa pueden olerse a 20 km de distancia.
Percibimos olores porque nuestro sistema olfativo es un laboratorio químico en miniatura y que funciona en tiempo real, interpretando millones de partículas como olores que amamos u odiamos.
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