Nuestros sentidos son el canal mediante el cual establecemos interacción con el mundo que nos rodea. De manera inconsciente, a través de ellos recibimos una gran cantidad de estímulos cada segundo. A través de nuestra vista, olfato, tacto, gusto y oído nos enteramos de qué está pasando a nuestro alrededor, y si esto representa un peligro o es algo agradable para nosotros.
En el marketing, las estrategias se han enfocado por años en el sentido de la vista y el sentido del gusto de los clientes para desarrollar estrategias de publicidad y enviar mensajes a los clientes potenciales en un intento por atraerlos. Durante todo ese tiempo, los expertos ignoraron lo que algunos estudios han revelado en los últimos años: el olfato es el sentido con mayor retención de memoria en el cerebro humano.
Actualmente, la estrategia correcta consiste en explotar el sentido olfativo de nuestros clientes utilizando aromas específicos según las sensaciones que deseamos despertar en ellos. Un estudio realizado en la Universidad de Rockefeller en Nueva York avala que recordamos el 35% de lo que olemos, 1% de lo que tocamos, 2% de lo que escuchamos y 5% de lo que vemos.
Esto sucede porque nuestro cerebro procesa lo que olemos más rápido que el resto de los sentidos. Los olores estimulan la producción de dopamina, un neurotransmisor envía la información de una neurona a otra por medio de la sinapsis. Este proceso es tan efectivo y profundo que es almacenado en el área límbica del cerebro donde es creado un código simbólico; es decir, relacionamos de manera inconsciente y profunda una relación entre el aroma y lo que estamos viviendo en ese momento.
Por lo tanto, las estrategias de marketing deben enfocarse en capitalizar el efecto penetrante de los aromas en el cerebro del consumidor. Utilizar el aroma correcto es crucial para obtener la respuesta que buscamos en nuestros clientes.
No se trata sólo de olores agradables, es posible realizar combinaciones aromáticas que ayuden a estimular comportamientos específicos en las personas. Por ejemplo, desarrollar un aroma que estimule el apetito e invite a consumir más alimentos para restaurantes y locales de comida rápida, o un aroma que estimule el sentido de bienestar y tranquilidad para hospitales y bibliotecas, o simplemente encontrar la combinación adecuada para mantener a los clientes por horas, cómodos y felices cuando se encuentran comprando dentro de una tienda departamental.
En ciudades que se encuentran saturadas por elementos de publicidad visuales como grandes carteles, lonas enormes y volantes por todos lados, la estrategia de aromarketing es la respuesta efectiva y no invasiva para llegar a lo más profundo del cerebro del consumidor y permanecer ahí por mucho tiempo.
Además, esta herramienta del marketing sirve para potencializar al resto de estrategias publicitarias que le acompañan, de forma que, si ya contamos con una estrategia en marcha que esté entregando buenos resultados, utilizar el aromarketing seguramente aumentara estos resultados positivos.
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