Tú negocio es único. Lo diseñaste y creaste
con la intención no solo de tener éxito, sino de dejar en el mundo una huella
que solo tú puedes dejar. Lo has visto nacer y crecer con empeño, dedicación, a
través de días soleados y noches de lluvia.
Tu negocio es único. Tú lo sabes. Pero ¿lo
saben tus clientes?
En su exitoso libro “La Vaca Púrpura” el
experto en mercadotecnia Seth Godín habla de la importancia vital que tiene
para cualquier negocio poder diferenciarse en un mundo de férrea competencia.
Si en el campo ves cientos de vacas iguales ¿pones atención especial a alguna
de ellas? Probablemente no. ¿Pero y si hubiera, de pronto, una vaca púrpura?
¡Ella tendría seguramente toda tu atención! Y ese es el reto: hacer de tu
negocio una vaca púrpura.
En la diferenciación de los negocios concurren
distintos elementos. Uno de los principales es la percepción que tiene el
cliente de tu negocio. La percepción que todos tenemos del mundo entra y se
procesa a través de nuestros cinco principales sentidos: el oído, la vista, el
tacto, el gusto y el olfato.
La realidad en la mente de una persona es la
suma de sus percepciones sensoriales, y todas ellas son esenciales para un
conocimiento completo.
a. Vista. ¿Cómo se ve, qué colores tiene, cómo es
el diseño de tu negocio? Desde el logotipo y los interiores hasta la forma en
que ordenas los muebles, la vista es el sentido al que más se dedica tiempo a
la hora de diseñar una compañía. Desde luego, la vista suele ser el primero de
los sentidos y por ello, uno de los que genera un mayor impacto a corto plazo.
b. Oído. ¿Cómo se oye tu negocio? Además de los
sonidos propios del negocio, la música y los sonidos que definen el ambiente
plantean el tono y la forma en que se relaciona con sus clientes.
c. Tacto. ¿Cómo se siente tu negocio? Los pisos,
las paredes, los muebles, los materiales, los productos. Todas las cosas que el
cliente percibe con sus manos o su piel ayudan a generar una idea del estilo,
la calidad y la durabilidad de lo que vendes.
d. Gusto. ¿A qué sabe tu negocio? No solo los
negocios de comida (como restaurantes o botanas) dependen del gusto. Todos los
negocios pueden aprovechar el sentido del gusto a través de bebidas, caramelos
o botanas que creen en la lengua del cliente una memoria duradera.
e. Olfato. ¿A qué huele tu negocio? De entre
todos los sentidos, el olfato es el que genera mayor retención de memoria a
mediano y largo plazo. El más más mínimo de los aromas puede traer recuerdos de
nuestra infancia, de un viaje emocionante o de un amor olvidado. También es el
sentido que los negocios más ignoran. La forma en que tu negocio se ambiente a
través de los aromas es uno de los sellos más indelebles para tus clientes, y
puede potenciar reacciones inmediatas de compra, atracción y deseo.
Recuerda: cuántos más sentidos se involucren
en la creación de una percepción, más impactante, trascendente y duradera será
ésta. Esto es algo que tu negocio no puede ignorar.
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